sábado, 22 de febrero de 2020

CARNAVAL EN LA ESCUELA INFANTIL. ¿A QUÉ PRECIO?

Día de carnaval;

Entro en la escuela. Hoy han puesto una música diferente, me gusta,pero está más alta que otras veces, apenas puedo apreciarla porque estoy llorando, voy disfrazada/o pero no sé muy bien de qué, pero no puedo moverme bien.Me dicen que la educadora se va a poner muy contenta cuando me vea y allí veré a todos mis amigos/as.Y bueno algunos más están llorando también ¿qué habrá pasado hoy?…¨

Se acerca el carnaval y como en muchos centros educativos las educadoras/es queremos también llevarlo a cabo porque tenemos que hacerlo, ¡si lo hace todo el mundo!

¿y.. por qué?,¿lo hemos pensado?

En las escuelas infantiles, durante muchos años se han celebrado carnavales porque era lo que tocaba.Los mayores de 3-6 marcaban un poco el ritmo y toda la escuela se veía envuelta en un ambiente festivo donde los disfraces eran el centro de atención durante semanas y semanas… Preparativos, casi obligados a pintar fondos de murales, disfraces,hacer la sardina…todo ello como no! planteado desde el punto de vista del proyecto de ese año …

 Esto conlleva mucho trabajo,esfuerzo y tiempo empleado,quizá ¿restándole de la atención a los verdaderos protagonistas ?

Es un momento en el que el niño y la niña están forjando paso a paso su identidad, su imagen ,aquella que ven en el espejo y que hace relativamente poco que acaba de descubrir.

Por ello y gracias a mi experiencia como educadora en diferentes escuelas, puedo afirmar que después de tantos carnavales vividos, debemos pararnos a pensar en ello, ¿es necesario disfrazar a un niño/a aún en contra de su voluntad porque lo hemos programado o porque nos hace mucha ilusión a nosotros/as como adultas?

Me parece una idea descabellada ir en contra de  esa construcción de la identidad, obligándoles a disfrazarse , dejando a un lado su humilde decisión que, creedme la tienen y se nota cuando no les gusta algo, ¡vaya si se nota!

Durante años he podido dar rienda suelta a mi imaginación con la creación de un disfraz diferente cada año, y sí a mi me encanta disfrazarme…pero mis disfraces nunca han sido muy elaborados, ni muy costosos, porque lo que más importaba en mi equipo era la manera en que lo hacíamos;, delante de ellos/as mostrándoles poco a poco una prenda,para que pudiesen ver en nosotras la transformación de nuestra imagen y poder hacerlo ellos después si querían, que es uno de los objetivos de esta fiesta.

Por eso y desde la más simple naturalidad (puedo asegurar que funciona) es muy importante la libre disposición de estos elementos; sacar un día una caja en el aula o situar el material cuidadosamente seleccionado y colocarlo en un rinconcito o un espacio del aula destinado a sorpresas…para que ellos mismos dispongan de todo esto a su manera y así aquellos que les apetezca se pondrán un gorro o un collar o …quien sabe¡ quizá se pintan la carita ellos solos...tratándolo así ,es posible que algunos niños/as ni se acerquen a los disfraces y accesorios. Pues también es muy válido respetar esto acompañando sus necesidades y cuidando su decisión.

 Y es que ,cuando descubro mi imagen en el espejo y sé quién soy es ahí y solo ahí  cuando puedo decidir cambiarlo, pintarme la cara, ponerme un gorro, un trapito a modo de vestido pero… poco más.

Las educadoras, en estas fechas señaladas de carnaval, no podemos olvidar la esencia, para mí, esta esencia radica en las necesidades de los niños y niñas de 0 a 3, no en la mía propia como educadora.

Dejemos de rellenar hojas pintadas con antifaces durante semanas,poner confeti y purpurinas pegados en cartulinas para que se lleven a casa trabajos hechos que tienen poco sentido para ellos.

 Agradezco enormemente haber descubierto ésta perspectiva totalmente diferente a la que traía. Se me vienen a la memoria varias personas y situaciones que me han hecho parar y tomar conciencia de esta visión tan natural y a la vez bastante olvidada.GRACIAS.